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Vidal Mario

Periodista-escritor-historiador

El extraño testimonio de Eugenio Zaffaroni


En una de las actividades de la Feria Iberoamericana del Libro del Chaco 2023 recientemente realizada en Resistencia, alguien definió al "Juicio por la Verdad de Napalpí" como un épico episodio judicial "desarrollado en estrados federales".

Es sorprendente que se confunda a sitios como la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ex ESMA) como estrados federales.

Lo de ese expositor fue otro vano intento por asignarle al "juicio por la verdad", desarrollado entre los meses de abril y mayo del año pasado, una categoría que está muy lejos de tener.

La parte informada de la sociedad chaqueña desde el principio se dio cuenta que en realidad se trataba de una obra teatral puesta al servicio de objetivos políticos partidistas.

Fue una parodia del juicio (el verdadero) que comenzó en el 2004 y que diecinueve años después, tras sortear múltiples instancias, ya está en la Corte Suprema de Justicia a la espera del fallo final.

Para aquel "juicio", funcionarios provinciales y autoridades de la justicia federal local prepararon el escenario. 

Inventaron una "sobreviviente" de sospechosos 114 años de edad, Rosa Grillo, a quien llevaron al Instituto Patria "para que se cumpla su sueño de conocer a Cristina Fernández de Kirchner".

Para las "audiencias", fabricaron un tribunal fantasma, extraño a los tribunales ordinarios preexistentes, un engendro que no se parecía en nada a algún tribunal provincial o federal.

Es cierto, como también señaló el expositor, que fue una historia invisibilizada durante 74 años.

Pero dejó de ser una historia invisible, tapada y ocultada desde que en 1998 publiqué el primero de mis cinco libros sobre el tema, Napalpí, la herida abierta.

UN EXTRAÑO TESTIMONIO

Parte del "Juicio por la Verdad" se desarrolló en un escenario tan impropio de un estrado judicial como lo es la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ex ESMA), en Buenos Aires.

Entre los testimonios escuchados durante la "audiencia" realizada en la ESMA, llamó la atención el del ex juez Eugenio Zaffaroni, "núcleo ético del kirchnerismo", como lo definió el ex director de la Biblioteca Nacional, Horacio González.

En su exposición, Zaffaroni dijo que "hoy es la justicia federal la que está recuperando del olvido la masacre de Napalpí, y lo está trayendo a la memoria colectiva".

Clara manifestación de pobreza informativa de parte suya: hacía ya 24 años que la masacre de Napalpí había sido recuperada del olvido, y no precisamente por la justicia federal sino a través de un libro.

"Éste veredicto formará parte de una sentencia histórica", añadió, incurriendo en otra muestra de ignorancia.

Sentencia histórica fue el fallo del 15 de septiembre de 2020 de la Cámara Federal de Apelaciones de Resistencia, que revocó un fallo de la juez Zunilda Niremperger (que había denegado la demanda aborigen) y condenó al Estado Nacional a pagar 375 millones de pesos en concepto de reparación por la masacre.

Otra equivocación de Zaffaroni: "Lo que importa es que esa matanza indígena sea reconocida como crimen de lesa humanidad". Como ya varias veces se señaló, desde el 2019 estaba reconocida como crimen de lesa humanidad por la propia justicia federal.

 PALABRAS PARTIDISTAS 

En su testimonio, no hubo de parte del ex juez alegato alguno sobre la masacre, sino palabras teñidas de partidismo.

Debía hablar sobre Napalpí. Enlugar de ello, se dedicó a definir a Cristina Kirchner de "perseguida política" y a defenderla de las numerosas causas judiciales que la acorralan. 

Vale la pena reproducir algunos tramos de la "declaración testimonial" de Zaffaroni:

"Desde hace siete años, la justicia federal de Buenos Aires concentra en dos jueces de primera instancia la casi totalidad de las causas contra funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner. En la Casación, dos jueces concentran también todos los planteos de incompetencia en esos procesos y albergan la de otros en causas que involucran a funcionarios del gobierno de Macri. Todo esto se fue jalonando con sorteos en los que el azar provee una serie de coincidencias increíbles.

Pero los dos afortunados jueces de la máxima instancia penal federal también visitaron quince veces a Macri, por "viejas amistades" y "para jugar al paddle". Y por otra casualidad, algunas de esas visitas coincidieron con resoluciones por los que éste los felicitó públicamente, y también criticó a la jueza que votó en disidencia.

En el curso de los procesos, se cometieron varios prevaricatos, de los cuales el más claro fue procesarla por traición a la Nación, sin que hubiese ninguna guerra, aunque no lo fue menos inventar un nuevo impedimento para la excarcelación (los "vínculos residuales"). Tampoco lo fue menos detener a quienes si los citaban hubiesen ido caminando, en la madrugada y en ropa de dormir o disfrazados "por razones de seguridad", y mostrarlos a las cámaras de televisión, o admitir que un fiscal procesado siga actuando amparado en sus fueros, o que se persiga a una fiscal porque sacó a la luz un "arreglo" en favor de la familia de Macri".

Citó otros hechos "nunca antes vistos en períodos constitucionales" que a su criterio permitían considerar "que la situación de nuestra magistratura es escandalosa; no sólo se halla en el punto más bajo ante la opinión, sino que objetivamente padece de una grave patología institucional".

¿Qué tenían que ver estas declaraciones con la historia de la masacre de Napalpí? ¿Alguien puede explicar los aportes a la causa de Napalpí que Zaffaroni hizo con estas palabras?

Lo único que demostró a través de su discurso partidista disfrazado de testimonio fue que efectivamente, como lo calificara Horacio González, es un "núcleo ético" del kirchnerismo.