
Arquitecto y titular de Fundación Ciudad Limpia
Educación vial = seguridad vial: el enemigo somos nosotros

Todos sabemos que el deporte nacional en Argentina es el fútbol pero hay otro que no le pierde pisadas, "echarle la culpa al otro", ¿es o no?.
Los siniestros viales es el caso más tangible. Los conductores echamos culpas por las autoridades de control sean municipales o policiales, señalizaciones, semaforización, reductores de velocidad etc, etc y los organismos de control culpan a los conductores de intrépidos, audaces, inconscientes, suicidas, irresponsables y otros calificativos mas pero, el problema sigue y empeora cada día.
El problema es de todos y la solución también. El ejemplo fueron los Padres en la Ruta, salimos a trabajar y accionar todos juntos, los ciudadanos, los inspectores y la Policía y fue así que no hubo más muertes en la avenida Sarmiento.
Ahora bien, ¿cuántos estudios se hicieron, cuánta investigación, datos, estadísticas, análisis cuánticos y otras yerbas para descubrir por qué el hombre o muchos de ellos tienden a realizar acciones que atentan contra su propia vida?
La autodestrucción de la especie parece darse cada vez con mayor frecuencia y de las maneras más variadas posibles y, una de ellas, podemos verla a diario cuando transitamos por cualquier calle o ruta.
Nos preguntamos: ¿cuánta gente que conduce un vehículo realmente sabe hacerlo? o ¿está preparado adecuadamente para manejar un auto, camión, colectivo, moto o bicicleta? Somos autodidactas y nos autodiplomamos sin un céntimo de culpa o responsabilidad. Somos los mejores... si aquí nació Fangio, Froilan González, los hermanos Galvez, Lole Reuteman, Traverso, Lolo Carauni, etc. Como si fuera una cuestión genética heredar de la pericia o las habilidades de los campeones.
Ahora, si alguien lo reprende a nuestro hijo por alguna inconducta o lo reta, lo toca o simplemente lo mira feo, saltamos y armamos un buen ‘bolonqui’ con demanda y denuncia incluida, pero después lo subimos a la moto junto a los otros cuatro pasajeros y salimos campantes por la vereda y sin cascos. ¿No exagero, no?
Más de 8.000 argentinos menos por año y no bajamos ese promedio desde hace más de dos décadas y no aprendemos, nada nos alarma ni nos pone en posición defensiva, nada.
Miles de conductores conduciendo en estado de ebriedad, sin cinturón de seguridad colocado, en moto y sin casco, con cinco personas a bordo, no respetando los semáforos ni las pocas señales de tránsito, usando el celular, haciendo malabarismos, terminan en un sanatorio u hospital, encima pateando las puertas con su urgencia sin respetar la cola, siendo que ellos están allí por su propia negligencia e irresponsabilidad.
"Si se invierte en Educación Vial, se evita gastar en salud pública", lo repito a menudo sin encontrar eco alguno. La comunidad debe asumir su responsabilidad pero desde los gobiernos también deben trabajar para cambiar esto.
Si un día nos dieran un poquito de bolilla y se bajaran de sus inmensos caballos, nuestros funcionarios podrían empezar a resolver esta tragedia. Con solo empezar a construir escuelas y pistas de manejo, insistir en incorporar y desarrollar la seguridad vial como materia troncal en la formación de los alumnos en todos sus niveles y hacer cumplir las normas, podríamos estar en el umbral de una nueva manera de vivir cuidando nuestra vida y la de los demás. No es tan difícil.
COMENTÁ EN FACEBOOK: HACE CLICK ACÁ
