Marco Fernández Leyes sobre su nuevo libro de cuentos: "Exploré nuevos terrenos de escritura"
El chaqueño cuenta la nueva experiencia que vivió para la producción de "Es inútil que corras". Ya fue presentado oficialmente y en la Feria del Libro habrá un nuevo evento.

Marco Fernández Leyes es un escritor chaqueño que se encuentra presentando su segundo libro de cuentos, "Es inútil que corras". El nuevo material llega dos años después de su debut con Tragadero.
"Está hecho al calor de la pandemia", cuenta el protagonista a Diario Chaco al hacer referencia a que en el libro hay 24 cuentos que datan desde el 2020 hasta este 2022 y que bucean a través de diferentes estilos literarios.
Para Fernández Leyes el nuevo libro tiene un significado parecido a la mayoría de edad. Es que Tragadero surgió de un taller literario en el que contó con acompañamiento, mientras que ahora con Es inútil que corras la producción y corrección ya fue en soledad, más allá de la ayuda que recibió de amigos y conocidos. "Ahora tengo una sola ruedita en la bici", lo grafica con humor.

"Me animé a ir un poco más allá en lo que tiene que ver con las historias, en la profundidad de los personajes", remarca el escritor chaqueño.
A continuación, la entrevista completa:
- Es inútil que corras es tu segundo libro, ¿en qué se diferencia con el primero?
- La experiencia como escritor de ficción y la intención de hacer un libro, que en el primero no la tenía.
Tragadero salió como culminación de un taller que hacía con Mario Doldán en el Centro Cultural Nordeste y no estaba pensado como un libro desde el inicio, En cambio con Es inútil que corras sí, comencé a escribir pensando que nacía el libro.
También me animé a ir un poco más allá en lo que tiene que ver con las historias, en la profundidad de los personajes, en la forma de escritura es muy distinto. Hay un abordaje técnico de la escritura que es distinto, que está influido también por muchas lecturas que tuve estos años, que me llevaron a probar lenguajes más crudos, diálogos con más peso.
La verdad que me sentí mucho más cómodo y con mayor tranquilidad para poder explorar terrenos de escritura que en Tragadero no había hecho.

- Como decías, Tragadero surge a partir de un taller de escritura, tenía un tutor que te iba acompañando en la producción. En Es inútil que corras ya no lo tuviste. ¿Cómo fue el proceso en ese sentido?
- En este ya no estuvo esa presencia del profe o del tutor constantemente, sí sigo tomando clases de escritura con un profesor de Buenos Aires, con el que trabajo de forma paralela a lo que produzco. Eso también me sirvió muchísimo.
En este caso opté pasar algunos cuentos a conocidos, nadie leyó todo, entonces cada uno tenía una parte y me hacía devoluciones de todo tipo. Yo les decía que más que halagos me digan qué cosas les parecían que no les cerraban.
Ese intercambio fue muy bueno, me ayudó mucho para reorientar algunas cosas o para terminar de darle forma algunas ideas.
También hay cuentos que no los leyó nadie más que yo.
Este fue un poco el camino, que hubiese sido imposible hacerlo sin la experiencia previa. Es imposible sacar las rueditas chicas a la bici, es un proceso. Ahora tengo una ruedita, ya no tengo las dos.
Creo que voy a seguir trabajando con este sistema de compartir fragmentos a personas que son escritores o lectores comunes o avezados, pero que cada uno te da su visión.
- La escritora Mariana Enríquez contaba que a la hora de escribir tiene cierta relación casi esquizofrénica con los personajes que crea y que llegaba a hacer castings a sus personajes. Es difícil crear un personaje y sus perfiles. ¿Cómo te llevas con eso?
- Es súper difícil. Si querés crear personajes que no sean sacados en serie, que cambien el nombre o el género pero sigue haciendo lo mismo, o que la historia cambie el nombre y el género pero siga pasando lo mismo, eso es súper difícil.
Mariana Enriquez tiene mucha razón. Me pasa que la mayoría de las veces tengo ideas de dos o tres personajes que van a los cuentos. Tengo en claro qué personaje va a ser el que va a dominar la situación y tengo como un perfil, pero después a medida que voy escribiendo me voy sorprendiendo porque la misma historia te va llevando.

El personaje va cambiando de lo que idealizás hasta el final de la historia.
El personaje cobra vida. Muchas veces cuando estoy escribiendo los diálogos me río, y me sorprendo por esa dinámica que se va armando y qué tan distinta se hace en los distintos cuentos y distintas historias. Salen personajes sombríos, oscuros, cínicos o muy malvados, u otros personajes que son todo lo contrario.
En uno de los cuentos que está en Es inútil que corras, que se llama "Cleopatra y el pop", hay un personajes que no tenía pensado en el inicio, no voy a spoilear, pero hay un personaje que no estaba en el origen de esa historia, tenía en claro que tenía que tener dos personajes, termina teniendo tres. Hay un tercer personaje que yo no tenía en claro en esa historia y cuando salió era una cosa con una potencia que dije 'a esto lo tengo que exprimir. Esto es una Ferrari y estoy yendo en tercera'. Y quedó muy lindo, quedó muy bien plasmado y da el matiz óptimo para esa historia.
No tengo relación amor-odio con los personajes porque son fichas que uno usa, no me representa ninguno, no son autobiográficos, no son autorefernciales. Son piezas, como las piezas de ajedrez.
- ¿Creativamente cómo te afectó la pandemia? Hay como dos corrientes: algunos con un bloqueo terrible y otros que aprovecharon para producir un montón.
- Con la pandemia saqué dos libros. El primero fue el 30 de septiembre del 2020, que fue Tragadero, que ya estaba 90% terminado en marzo del 2020, cayó la pandemia y se frenó todo. La pandemia me permitió revisarlo, adentrar de nuevo en el libro, cambiarle muchas cosas, mejorarlo.

Y Es inútil que corras está hecho al calor de la pandemia. El primer cuento del libro es el primero que escribí en la pandemia. Se llama Montolivo y es el que abre el libro. Me pareció muy simbólico colocarlo en ese sitio, el resto ya están colocados en otro orden.
Para mí creativamente fue una etapa muy productiva, en otros aspectos fue muy negativa. Tuve mucho tiempo para dedicarme a producir y hacer la primera parte del libro.
- Como contabas, el libro arranca con Montolivo y eso tiene su mensaje. A la vez el libro no tiene prólogo, que también tiene su significado...
- Sí. Yo quería como complementar entre lo que fue Tragadero y Es inútil que corras. Yo quería que uno vea y que sean lo opuesto. Del arte de tapa abstracto de Tragadero a este a un arte de tapa figurativo, una tapa súper pesada y otra con un montón de aire. Y en la parte estética, del contenido, elegí que este nuevo libro no tenga prólogo.
Tragadero tenía prólogo de Mario Doldán y prólogo mío. En este segundo libro elegí que no haya prólogo, una decisión estética. Que abras y te encuentres con los cuentos.
- ¿Cómo se puede conseguir el libro y dónde te pueden seguir?
- El libro es totalmente autofinanciado y autogestionado por mí. Lo consiguen en Contexto, en todas las sucursales, también va a estar a la venta en la Feria del Libro. Y también lo vendo yo en mis redes, me pueden encontrar como Marco Fernández Leyes en Instagram, Facebook y Twitter. Se hacen envíos a todo el país.
Antes de cerrar, Marco pide realizar dos agradecimientos: "A Gabriela Vacca que fue la autora del arte de tapa, hizo el dibujo en grafito. Y a Contexto, con Rubén Duk a la cabeza, que me abrieron la puerta para editar con ellos otra vez".