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Gilda Ratti

Periodista

Sin ESI no hay Ni Una Menos

Foto: Diario Chaco.

Se cumplen 7 años de la primera marcha del Ni Una Menos, impulsada por el movimiento feminista de Argentina en 2015 a raíz del femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años que estaba embarazada y que fue asesinada por su pareja. 

Años después, el reclamo continúa siendo el mismo: "Basta de violencia contra la mujer". En el camino transcurrido hubo debates y conquistas, los feminismos – en plural – obtuvieron la aprobación de la Ley de Paridad de Género, de la Interrupción Voluntaria del Embarazo y muchas otras iniciativas que impulsan la igualdad entre el hombre y la mujer y el respeto a la diversidades y disidencias. 

Sin embargo, y a pesar de todas estas victorias, la violencia contra las mujeres es una realidad innegable. Las cifras hablan por sí solas: desde el primer Ni Una Menos hubo 2041 femicidios, femicidios vinculados y trans/travesticidios en Argentina, según los datos aportados por el Observatorio "Adriana Marisel Zambrano" de la Casa del Encuentro. 

La educación entonces juega un rol fundamental al momento de pensar en cómo abordar esta problemática y, para eso, mucho tiempo antes del primer grito masivo contra la violencia machista, se aprobó en Argentina la Ley de Educación Sexual Integral (ESI). 

La ESI se aprobó en el año 2006 y lleva el número 26.150, en la provincia tuvo su adhesión a través de la Ley Provincial 1502-E. A pesar de su vigencia en todo el territorio nacional, a día de hoy la ESI no se aplica de forma efectiva en todas las instituciones educativas. 

La formación en educación sexual que los niños, niñas y adolescentes reciben va más allá de una cuestión biológica, por eso es integral. Tanto por el abordaje interdisciplinario de los contenidos como por la necesidad de que todas las materias estén atravesadas por una perspectiva de ESI.

Que se cumpla y respete esta ley es necesario para comenzar a pensar en la erradicación de la violencia de género. Es que entre los contenidos propuestos se encuentran, para todos los niveles, la cuestión de género.
 
Así, tanto para nivel inicial, primario, secundario y adultos, se incentiva a garantizar la equidad de género, respetar la diversidad, evitar estereotipos de géneros, el concepto de intimidad y de respeto hacia las demás personas. Para los niveles más avanzados, se abordan los temas de vínculos socioafectivos y relaciones de pareja.

Este punto es fundamental considerando que en la mayoría de los casos de violencia el agresor es la pareja o ex pareja de las víctimas. Entonces, que los estudiantes aprendan a construir formas de vincularse basadas en el respeto y consentimiento resulta ser el puntapié inicial para comenzar a pensar en una sociedad libre de violencias. 

Partiendo desde los micromachismos, la ESI obliga a abordar temas como "¿Cómo se expresan las violencias por motivos de género en los vínculos sexo afectivos?", "el amor romántico y sus mitos", "¿cómo se expresa la violencia por motivos de género contra las personas LGBT+?", "¿cómo impactan las violencias por motivos de género en nuestro cuerpo y nuestra salud?". 

El Ni Una Menos comienza en los pasillos de los colegios, trabajando en la real implementación de la ESI, dejando ideologías personales de lado. Como en muchos otros ámbitos, la respuesta parece estar en la educación.

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